Llegamos al fin a San Petersburgo, el aeropuerto muy sencillo y mas bien pequeño, para una ciudad tan grande como es San Petersburgo, sin embargo, me pareció bonito y lucía muy limpio, como llegamos a eso de las 2am eramos los del único vuelo internacional que llegaba a esa hora para hacer la entrada a otro país, los nervios mios como también los de mi familia eran bastantes pues había escuchado historias de personas que devolvían de un país habiendo ya llegado, por falta de un documento o por cuestiones no tan claras, adicionalmente para 5 de los seis de los que viajábamos era la primera vez que salíamos del país y llegábamos a otro, pero para ironía mi madre que había realizado varios viajes, a varios paises, fue la que mas demora tuvo para registrar su entrada, el guarda miró varias veces su pasaporte y nos decía cosas que no entendíamos, le entregamos todos los documentos de que disponíamos, la mayoría estaban en inglés otros en español, que al parecer no entendía, después de hablar y mostrar los documentos a otros guardas por fin la dejo pasar siendo la ultima persona que quedaba por realizar el tramite de inmigración, además la mayoría de los demás pasajeros ya habían salido del aeropuerto, por fin logramos sentirnos que habíamos logrado nuestro objetivo de llegar bien a un país desconocido para empezar un recorrido por él o por una ínfima parte de él pero que para nosotros era algo grandioso.
Nuestra duda mas grande era si nos esperaban a la llegada, pues nuestro arribo fue dos horas después de lo programado y adicionalmente no había quedado completamente claro que nos recogerían pues hubo mucha confusión en las comunicaciones al respecto, pues la coordinación se hizo en un inglés que no yo ni el coordinador en Rusia entendíamos bien.
Sin embargo, ahí nos esperaban, sentí un gran alivio, como decimos me volvió el alma al cuerpo cuando vi el cartel con mi nombre en alfabeto latino, quien lo portaba era un hombre mas bien joven bastante robusto, muy rubio, que nos recibió calurosamente, nos esperaba para llevarnos al apartamento en una pequeña buseta o van donde cabíamos los 6 muy amplios con nuestras maletas.
Salimos del aeropuerto, en nuestro recorrido hacia el apartamento vimos unas calles muy amplias, bien iluminadas y con un mínimo de trafico, traté de hablar con nuestro anfitrión, con el ruso que creí haber aprendido y fue muy poco lo que logramos comunicarnos, pero en algo nos entendimos, supe que como Rusia fue eliminada de la eurocopa de fútbol que hace poco había terminado, su favoritismo se pasó a España que al final fue el campeón, también supe que le gustaba el atlético de Barcelona equipo del cual le dije que mi hijo también gustaba mucho.
Me mostró y me indico los nombres de las avenidas y algunos sitios, que se veían al paso pero de lo cual poco pude captar.
A pesar de ser la madrugada había algo de luz natural, cuando nos acercamos al centro de la ciudad se vio mucho movimiento de personas y los sitios de esparcimiento que veíamos estaban llenos y había mucha gente en las calles.
Llegamos al apartamento, la calle a la que llegamos estaba mas bien desierta, al frente se estaba remodelando la construcción y el sitio lucía algo lúgubre, sin embargo había buena iluminación por lo que no era del todo miedosa, pensaba que si uno llegaba al centro de una ciudad grande de nuestro país a estas horas de la madrugada y en una calle semidesierta estaríamos en peligro, pero según parece en San Petersburgo ese peligro no existe, no paso nada, bajamos nuestro equipaje sin problemas, llegamos a un edificio de apartamentos que era relativamente antiguo, sin embargo toda la construcción era de concreto y mampostería, nada de madera, la puerta de entrada era haga de cuenta la puerta de una caja fuerte toda forrada en metal y se abría con un sistema de llave magnética el cual era la primera vez que veía en mi vida.
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